Club San Juan: la casa de adobe más antigua de San Juan del Cesar
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A diferencia de las viejas casonas abandonadas -muchas a la suerte política-, esta casa, en San Juan del Cesar, conserva intacta su infraestructura española. Permanece limpia, distinguida como cualquier niña de la época y fortalecida con el paso de los años. Ubicada en la carrera 2 con calle quinta esquina, Plaza de Bolívar, reposan las paredes blancas milenarias de adobe, techo de teja y eternit rojo, las cuales entretejen la historia de lo que hoy es el Club San Juan. 11:20 AM. La ‘luna’ no perdona y mis zapatos parecen derretirse en el pavimento. Adentro de aquella casa, los destellos del flash se confunden con los hilos fulminantes del sol. Enlutada por la muerte de su esposo, Alicia Cuello de Ariza abre las puertas del club. Miro abajo; el piso es como un tablero de ajedrez donde su dama, Alicia, juega para hacer su historia. No vamos solas; Hernán Ariza nos acompaña. Después que entramos, Alicia se sienta, dobla sus piernas y queda media silla vacía. Me limito a ver el pliegue de su piel evocando los viejos recuerdos y el manantial de sus ojos, desempolvando las letras muertas.
Primera jugada del tablero: la casa de pie más antigua del municipio
Fue construida por Ana Francisca Mónica Daza Mendoza, esposa de Miguel Jerónimo Maestre, padre del presbítero Vicente Sebastián Maestre Daza, quien ejerció en San Juan del Cesar en los años 1800. Miguel Jerónimo tuvo un nieto llamado Simón Orozco Maestre, general de la Guerra de los Mil Días, quien muere en la plaza de Fonseca por un francotirador ubicado en la torre de la iglesia. Cuenta la historia que en la sucesión de la casa queda como dueño José Antonio Maestre Daza, quien posteriormente la vende en 1853 al matrimonio del riohachero Alfonso Gutiérrez; su viuda María Trinidad Celedón Fernández, en el año de 1875, la vende al señor Vicente Isidoro Daza Daza, casado con María Concepción Amaya Daza. Dicho matrimonio la vende a José Antonio Gutiérrez, quien tenía derechos herenciales con tres hermanos. Hernán Ariza, hermano de quien sería después presidente del club, me señala el contenido de la placa que yace en una de las tantas paredes de adobe. En ella se encuentra la primera junta directiva del Club San Juan —fundado el 24 de diciembre de 1971—, conformada por un presidente, vicepresidente, tesorero, secretario, dos vocales, revisor fiscal, socios honorarios y socios fundadores. El presidente era Gustavo Fernández Chapel.
Alicia, con su mirada al vacío, cuenta que en 1971 la casa estaba abandonada y para ese mismo año se crea el club social. “No teníamos dónde hacer las fiestas y se ideó hacer este club. La idea fue de Gustavo Fernández Chapel, mi tío —allí se comenzaron a hacer las primeras reuniones los 24 y 31 de diciembre—; en ese entonces, quienes se habían ido del municipio regresaron para formar parte del Club San Juan y aportaron para la compra de la casa; cada quien dio dos mil pesos para levantar el proyecto”, narró.
Segunda jugada del tablero: jaque, constitución y fundación de la casa
El 3 de julio de 1972, la casa fue comprada por Gustavo Fernández Chapel, representante legal del Club San Juan, a la hermana capuchina Manuela Mercedes Gutiérrez. Tenía 20 metros y 33 cm de frente por 54 metros de fondo; tres piezas al frente, dos alcobas y un comedor, tres cuartos hacia la parte este, con dos patios completamente tapiados. Fue comprada —hasta el árbol de acacia ubicado hoy en el centro del Club San Juan— por Gustavo Fernández por el precio de 50.000 pesos. El 20 de diciembre de 1982, se constituye como corporación recreativa, entidad sin ánimo de lucro.
Tercera jugada del tablero: jaque mate, contemporaneidad
Como un péndulo se mece en su silla Alicia Cuello; sus hebras plateadas se ven resplandecientes por el intenso sol. Deja de mecerse y me cuenta que “para el año 1998 se nombró una junta directiva de mujeres y la presidente era Ángela Gámez de Cuello; ya para el año 1999 la junta nombró a Ricardo Ariza como presidente. Ricardo, asesorado con un abogado, vio que para el año 2005 el club podía sostenerse solo con eventos sociales y quitó las cuotas mensuales de sostenimiento de los asociados”. Hoy el Club social de San Juan del Cesar está abierto para todos. La dama Alicia, como administradora, da jaque mate cierra la antigua casa, la misma que en el pasado tuvo muchos dueños.
Ahora la plaza está sola, solo escucho la música del viento. Es mediodía y hora de almuerzo, el sol sigue radiante y en mi mente pasa la idea de cocinar hasta un huevo; la calle me sirve como caldero, el sol como fuego y mi sudor como aceite. Afuera un carro me espera: run... run... hace desesperado, quiere volar, pero no puede, voy, subo al auto, cierro la puerta, arrancamos.
Primera jugada del tablero: la casa de pie más antigua del municipio
Fue construida por Ana Francisca Mónica Daza Mendoza, esposa de Miguel Jerónimo Maestre, padre del presbítero Vicente Sebastián Maestre Daza, quien ejerció en San Juan del Cesar en los años 1800. Miguel Jerónimo tuvo un nieto llamado Simón Orozco Maestre, general de la Guerra de los Mil Días, quien muere en la plaza de Fonseca por un francotirador ubicado en la torre de la iglesia. Cuenta la historia que en la sucesión de la casa queda como dueño José Antonio Maestre Daza, quien posteriormente la vende en 1853 al matrimonio del riohachero Alfonso Gutiérrez; su viuda María Trinidad Celedón Fernández, en el año de 1875, la vende al señor Vicente Isidoro Daza Daza, casado con María Concepción Amaya Daza. Dicho matrimonio la vende a José Antonio Gutiérrez, quien tenía derechos herenciales con tres hermanos. Hernán Ariza, hermano de quien sería después presidente del club, me señala el contenido de la placa que yace en una de las tantas paredes de adobe. En ella se encuentra la primera junta directiva del Club San Juan —fundado el 24 de diciembre de 1971—, conformada por un presidente, vicepresidente, tesorero, secretario, dos vocales, revisor fiscal, socios honorarios y socios fundadores. El presidente era Gustavo Fernández Chapel.
Alicia, con su mirada al vacío, cuenta que en 1971 la casa estaba abandonada y para ese mismo año se crea el club social. “No teníamos dónde hacer las fiestas y se ideó hacer este club. La idea fue de Gustavo Fernández Chapel, mi tío —allí se comenzaron a hacer las primeras reuniones los 24 y 31 de diciembre—; en ese entonces, quienes se habían ido del municipio regresaron para formar parte del Club San Juan y aportaron para la compra de la casa; cada quien dio dos mil pesos para levantar el proyecto”, narró.
Segunda jugada del tablero: jaque, constitución y fundación de la casa
El 3 de julio de 1972, la casa fue comprada por Gustavo Fernández Chapel, representante legal del Club San Juan, a la hermana capuchina Manuela Mercedes Gutiérrez. Tenía 20 metros y 33 cm de frente por 54 metros de fondo; tres piezas al frente, dos alcobas y un comedor, tres cuartos hacia la parte este, con dos patios completamente tapiados. Fue comprada —hasta el árbol de acacia ubicado hoy en el centro del Club San Juan— por Gustavo Fernández por el precio de 50.000 pesos. El 20 de diciembre de 1982, se constituye como corporación recreativa, entidad sin ánimo de lucro.
Tercera jugada del tablero: jaque mate, contemporaneidad
Como un péndulo se mece en su silla Alicia Cuello; sus hebras plateadas se ven resplandecientes por el intenso sol. Deja de mecerse y me cuenta que “para el año 1998 se nombró una junta directiva de mujeres y la presidente era Ángela Gámez de Cuello; ya para el año 1999 la junta nombró a Ricardo Ariza como presidente. Ricardo, asesorado con un abogado, vio que para el año 2005 el club podía sostenerse solo con eventos sociales y quitó las cuotas mensuales de sostenimiento de los asociados”. Hoy el Club social de San Juan del Cesar está abierto para todos. La dama Alicia, como administradora, da jaque mate cierra la antigua casa, la misma que en el pasado tuvo muchos dueños.
Ahora la plaza está sola, solo escucho la música del viento. Es mediodía y hora de almuerzo, el sol sigue radiante y en mi mente pasa la idea de cocinar hasta un huevo; la calle me sirve como caldero, el sol como fuego y mi sudor como aceite. Afuera un carro me espera: run... run... hace desesperado, quiere volar, pero no puede, voy, subo al auto, cierro la puerta, arrancamos.
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No existe en el país una escultura dedicada a un artista del vallenato como la que Misael Martínez Jr y Jhon Peñaloza, escultores de nuestro patio, acaban de presentar en homenaje a Diomedes Díaz.
La historia de la humanidad registra cómo en la génesis de este arte se moldeaba en barro o en arcilla y se esculpía en piedra o madera, pero ya en épocas más recientes la aparición de nuevos elementos y materiales le brindan al escultor otras alternativas de expresión más prácticas y sofisticadas.
En el caso de la espléndida estatua del ‘Cacique’ de La Junta, ha sido elaborada en resina epóxica, una especie de metal liviano cuya particularidad principal es la resistencia a la intemperie asegurando sus productores que, entre 60 y 80 años a sol y agua, no mostrará ningún deterioro ni fatiga del material.
La pintura utilizada tiene base de poliuretano y debe recibir mantenimiento preventivo cada 5 años.
El bronceado del color es el más apropiado para figuras humanas; y su dimensión de 4.60 metros de altura es la óptima, según sus artífices, por la imponencia y el impacto que produce el poder apreciarla en todo su esplendor, puesto que más pequeña no surtiría el mismo efecto en el espectador.
Asombran los perfectos rasgos físicos y la expresión de Diomedes sonriendo con su diamante incrustado en la dentadura, la postura de sus manos y su característica altivez acorde con su desconcertante personalidad.
La indumentaria de aire varonil perfecta, como en sus mejores épocas, rematada con botas de caña corta en cuero de lagarto y cinturón con hebilla de rasgos texanos y su flamante e infaltable medalla de la Virgen del Carmen.
Para poder captar los detalles más mínimos de su persona fue necesario un exhaustivo estudio en más de un centenar de fotografías y un sinnúmero de videos en sus diferentes épocas, y se tomaron las me
didas de una persona natural llevándolas entonces a la escala que tiene la escultura con el fin de que la simetría corporal fuera perfecta, y a fe que se logró tiempo de la reconquista cultural a la Tierra de Cantores
La historia de la humanidad registra cómo en la génesis de este arte se moldeaba en barro o en arcilla y se esculpía en piedra o madera, pero ya en épocas más recientes la aparición de nuevos elementos y materiales le brindan al escultor otras alternativas de expresión más prácticas y sofisticadas.
En el caso de la espléndida estatua del ‘Cacique’ de La Junta, ha sido elaborada en resina epóxica, una especie de metal liviano cuya particularidad principal es la resistencia a la intemperie asegurando sus productores que, entre 60 y 80 años a sol y agua, no mostrará ningún deterioro ni fatiga del material.
La pintura utilizada tiene base de poliuretano y debe recibir mantenimiento preventivo cada 5 años.
El bronceado del color es el más apropiado para figuras humanas; y su dimensión de 4.60 metros de altura es la óptima, según sus artífices, por la imponencia y el impacto que produce el poder apreciarla en todo su esplendor, puesto que más pequeña no surtiría el mismo efecto en el espectador.
Asombran los perfectos rasgos físicos y la expresión de Diomedes sonriendo con su diamante incrustado en la dentadura, la postura de sus manos y su característica altivez acorde con su desconcertante personalidad.
La indumentaria de aire varonil perfecta, como en sus mejores épocas, rematada con botas de caña corta en cuero de lagarto y cinturón con hebilla de rasgos texanos y su flamante e infaltable medalla de la Virgen del Carmen.
Para poder captar los detalles más mínimos de su persona fue necesario un exhaustivo estudio en más de un centenar de fotografías y un sinnúmero de videos en sus diferentes épocas, y se tomaron las me
didas de una persona natural llevándolas entonces a la escala que tiene la escultura con el fin de que la simetría corporal fuera perfecta, y a fe que se logró tiempo de la reconquista cultural a la Tierra de Cantores
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Compositores y organizadores reunidos en la tarima Tierra de Cantores (Fonseca) / Foto: María Ruth Mosquera
Ya se nota en la floresta un ambiente de alegría, aunque ya no se escuche el rumor del Ranchería, dado que más arriba de Fonseca sus aguas le fueron arrebatadas para alimentar una represa, habrá fiesta y de nuevo el pueblo entero le rendirá honores a San Agustín, su Santo Patrono, y en medio del más elevado espíritu de identidad y apropiación cultural, se rebautizarán los fonsequeros a los que sus destinos y sus tiempos les hicieron morada lejana y este año los hacen retornar.
Es un nuevo retorno, el festival que nació hace 43 años, unido a las fiestas patronales, con un nombre que simboliza el regreso de los hijos de Fonseca, en La Guajira, que cada mes de agosto se daban cita para llegar a su pueblo, independiente de la travesía que tuvieran que hacer para cumplirle a San Agustín y a sus paisanos, para juntos evocar la memoria de grandes como Luis Pitre, Chema Gómez, El Pollo Vallenato Luis Enrique Martínez y Carlos Huertas, el Cantor de Fonseca, autor de la obra Tierra de Cantores, hoy himno del festival, que este año se celebrará los días 26, 27 y 28 de agosto.
La misión que en esta ocasión se han propuesto los organizadores del certamen es rescatar las usanzas perdidas, como la devoción de los fonsequeros por su fiesta, para lo cual será necesario emprender un proceso de conquista que vuelva a enamorar a quienes han dejado de tener el encuentro de agosto como una de sus prioridades culturales y espirituales; y que regresen los concursos y el ambiente fiestero que no estuvo presente durante la vigencia administrativa pasada. Esa es la misión de Francisco Acosta Rodríguez, presidente del certamen. “Hace cuatro años no se hacían. La bandera es rescatar los concursos”, dice.
“No será fácil, pero vamos a hacer el mayor esfuerzo”, notifica José Hilario Gómez Toncel, gran músico que hace parte del equipo de organizadores. “Tenemos un montón de cosas para dar a conocer al mundo y al fonsequero”. Lo dice con conocimiento de causa, pues fue presidente del festival en cuatro oportunidades en las que se comprometió con la historia y la cultura folclórica de su patria chica, de lo que hoy dan testimonio la tarima y una escuela de música municipal, entre otras evidencias.
Es tiempo de reconquista cultural, de despertar las tradiciones que hoy duermen el sueño de nuevas dinámicas sociales, de tiempos distintos, de modernidad, de comunidades virtuales. Es tiempo de recordarle a los fonsequeros las riquezas culturales que tienen; hablarles de las que ya no están, como los higuitos que formaban túneles verdes y un día sucumbieron ante los caprichos de un alcalde que no entendió el sentido ecológico e identitario de esos árboles; es tiempo de convocar a propios y foráneos alrededor de San Agustín; de atender al visitante con los encantos guajiros y a los propios inspirarlos para que con el pecho henchido repitan su lema: “Fonseca, volver a ti es repetir la dicha de nacer”.
Es tiempo también de honrar la Piqueria, como manifestación representativa dentro de la Música vallenata Tradicional, que hoy es patrimonio Inmaterial de la Humanidad; y encarnar en ese homenaje a tres grandes repentistas nacidos en esa tierra: Los hermanos Luis y Alcides Manjarrés y un homenaje in memorian a Rubén Toncel, ‘El Turpial de Pondorito’, ya fallecido. Los nombres de los tres están escritos en la historia del repentismo colombiano.
Acosta Rodríguez y su equipo se han esmerado en la planeación del certamen, cuyas inscripciones permanecerán abiertas hasta este lunes 22 de agosto. Además de los concursos de piqueria, acordeón y canción inédita; el Festival del retorno, Fonseca será escenario de un encuentro de coliteros, una serenata a Fonseca evocando canciones a Carlos Huertas, una cabalgata; se realizará el Banquete de la Confraternidad, que será la ocasión propicia para refrendar el amor y los compromisos por lo propio. Habrá un show especial con reyes de la piqueria como Luis Mario Oñate, Franklin Moya, Andrés Beleño y otros; una misa al Santo Patrono y la ceremonia de bautizo en la plaza principal, en medio de una puesta en escena majestuosa, para los fonsequeros que por años no han ido a su pueblo.
La fecha anunciada es del 26 al 28; no obstante, las actividades en Fonseca alrededor de esta fiesta empiezan desde este viernes 19 de agosto, con el Conversatorio ‘Fonseca desde la era prehispánica’, con el antropólogo Juan Carlos Forero, en el auditorio de la Casa de la Cultura Carlos Huertas Gómez; un encuentro intermunicipal de escuelas de patinaje, el sábado. Para el 24 está programado el Primer festival de teatro, en el que participarán instituciones educativas municipales.
Al día siguiente, 25, se realizará el conversatorio alrededor de la piqueria, con invitados de lujo como el musicólogo, docente y arpista Roger Bermúdez Villamizar; el investigador, licenciado en lenguas modernas y escritor Abel Medina Sierra, y el compositor, investigador y escritor Julio Oñate Martínez.; evento que tendrá lugar en la Universidad de La Guajira, sede Fonseca. Este festival tendrá espacio también para el deporte, con la Clásica del Retorno; y tendrá una noche dedicada a Dios, en la plaza principal, de manera ecuménica.
Y al llegar el ocaso, cuando este nuevo Retorno cierre el telón, se verá a los descendientes musicales y poéticos de Luis Pitre, Luis Enrique Martínez y por supuesto de Carlos Huertas que habrán logrado su meta de salir de Fonseca ostentando el título de reyes, con un nuevo sueño engendrándose en su mente y experimentando la dicha de haber participado en el nuevo comienzo para su tradición, para su cultura, inspirados para protagonizar nuevos retornos.
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Compositores y organizadores reunidos en la tarima Tierra de Cantores (Fonseca) / Foto: María Ruth Mosquera
Ya se nota en la floresta un ambiente de alegría, aunque ya no se escuche el rumor del Ranchería, dado que más arriba de Fonseca sus aguas le fueron arrebatadas para alimentar una represa, habrá fiesta y de nuevo el pueblo entero le rendirá honores a San Agustín, su Santo Patrono, y en medio del más elevado espíritu de identidad y apropiación cultural, se rebautizarán los fonsequeros a los que sus destinos y sus tiempos les hicieron morada lejana y este año los hacen retornar.
Es un nuevo retorno, el festival que nació hace 43 años, unido a las fiestas patronales, con un nombre que simboliza el regreso de los hijos de Fonseca, en La Guajira, que cada mes de agosto se daban cita para llegar a su pueblo, independiente de la travesía que tuvieran que hacer para cumplirle a San Agustín y a sus paisanos, para juntos evocar la memoria de grandes como Luis Pitre, Chema Gómez, El Pollo Vallenato Luis Enrique Martínez y Carlos Huertas, el Cantor de Fonseca, autor de la obra Tierra de Cantores, hoy himno del festival, que este año se celebrará los días 26, 27 y 28 de agosto.
La misión que en esta ocasión se han propuesto los organizadores del certamen es rescatar las usanzas perdidas, como la devoción de los fonsequeros por su fiesta, para lo cual será necesario emprender un proceso de conquista que vuelva a enamorar a quienes han dejado de tener el encuentro de agosto como una de sus prioridades culturales y espirituales; y que regresen los concursos y el ambiente fiestero que no estuvo presente durante la vigencia administrativa pasada. Esa es la misión de Francisco Acosta Rodríguez, presidente del certamen. “Hace cuatro años no se hacían. La bandera es rescatar los concursos”, dice.
“No será fácil, pero vamos a hacer el mayor esfuerzo”, notifica José Hilario Gómez Toncel, gran músico que hace parte del equipo de organizadores. “Tenemos un montón de cosas para dar a conocer al mundo y al fonsequero”. Lo dice con conocimiento de causa, pues fue presidente del festival en cuatro oportunidades en las que se comprometió con la historia y la cultura folclórica de su patria chica, de lo que hoy dan testimonio la tarima y una escuela de música municipal, entre otras evidencias.
Es tiempo de reconquista cultural, de despertar las tradiciones que hoy duermen el sueño de nuevas dinámicas sociales, de tiempos distintos, de modernidad, de comunidades virtuales. Es tiempo de recordarle a los fonsequeros las riquezas culturales que tienen; hablarles de las que ya no están, como los higuitos que formaban túneles verdes y un día sucumbieron ante los caprichos de un alcalde que no entendió el sentido ecológico e identitario de esos árboles; es tiempo de convocar a propios y foráneos alrededor de San Agustín; de atender al visitante con los encantos guajiros y a los propios inspirarlos para que con el pecho henchido repitan su lema: “Fonseca, volver a ti es repetir la dicha de nacer”.
Es tiempo también de honrar la Piqueria, como manifestación representativa dentro de la Música vallenata Tradicional, que hoy es patrimonio Inmaterial de la Humanidad; y encarnar en ese homenaje a tres grandes repentistas nacidos en esa tierra: Los hermanos Luis y Alcides Manjarrés y un homenaje in memorian a Rubén Toncel, ‘El Turpial de Pondorito’, ya fallecido. Los nombres de los tres están escritos en la historia del repentismo colombiano.
Acosta Rodríguez y su equipo se han esmerado en la planeación del certamen, cuyas inscripciones permanecerán abiertas hasta este lunes 22 de agosto. Además de los concursos de piqueria, acordeón y canción inédita; el Festival del retorno, Fonseca será escenario de un encuentro de coliteros, una serenata a Fonseca evocando canciones a Carlos Huertas, una cabalgata; se realizará el Banquete de la Confraternidad, que será la ocasión propicia para refrendar el amor y los compromisos por lo propio. Habrá un show especial con reyes de la piqueria como Luis Mario Oñate, Franklin Moya, Andrés Beleño y otros; una misa al Santo Patrono y la ceremonia de bautizo en la plaza principal, en medio de una puesta en escena majestuosa, para los fonsequeros que por años no han ido a su pueblo.
La fecha anunciada es del 26 al 28; no obstante, las actividades en Fonseca alrededor de esta fiesta empiezan desde este viernes 19 de agosto, con el Conversatorio ‘Fonseca desde la era prehispánica’, con el antropólogo Juan Carlos Forero, en el auditorio de la Casa de la Cultura Carlos Huertas Gómez; un encuentro intermunicipal de escuelas de patinaje, el sábado. Para el 24 está programado el Primer festival de teatro, en el que participarán instituciones educativas municipales.
Al día siguiente, 25, se realizará el conversatorio alrededor de la piqueria, con invitados de lujo como el musicólogo, docente y arpista Roger Bermúdez Villamizar; el investigador, licenciado en lenguas modernas y escritor Abel Medina Sierra, y el compositor, investigador y escritor Julio Oñate Martínez.; evento que tendrá lugar en la Universidad de La Guajira, sede Fonseca. Este festival tendrá espacio también para el deporte, con la Clásica del Retorno; y tendrá una noche dedicada a Dios, en la plaza principal, de manera ecuménica.
Y al llegar el ocaso, cuando este nuevo Retorno cierre el telón, se verá a los descendientes musicales y poéticos de Luis Pitre, Luis Enrique Martínez y por supuesto de Carlos Huertas que habrán logrado su meta de salir de Fonseca ostentando el título de reyes, con un nuevo sueño engendrándose en su mente y experimentando la dicha de haber participado en el nuevo comienzo para su tradición, para su cultura, inspirados para protagonizar nuevos retornos.
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Información sobre San Juan del Cesar y sus tiendas
El municipio de San Juan del Cesar hace parte del Departamento de La Guajira, cuya capital es Riohacha, en la Región Caribe que está en el extremo norte de Colombia. Su clima es tropical – cálido con una temperatura promedio de 27°C.
Para realizar compras de abarrotes, víveres y otras variedades en San Juan del Cesar es aconsejable dirigirse al Almacén Cecy que se encuentra en la Calle 3 # 4 – 73, o al Almacén Baratillo, situado en la Carrera 6 # 4 – 10. Asimismo, la tienda de la cadena Haceb que está en la Carrera 6 # 5 – 20 es el lugar al que debe dirigirse para comprar electrodomésticos y muebles para su hogar, mientras que si necesita adquirir medicamentos, cosméticos, productos de belleza y otras variedades, se recomienda dirigirse al Drogas La Botica, ubicado en la Calle 5 # 5 – 68.
El Puente de Corral de Piedras, el Balneario El Pozo del Totumo y la Iglesia Ermita Del Rosario, son atractivos turísticos destacables en San Juan del Cesar.
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